Todo comienza en el ojo, en la química de la visión…

Pintar, recrear, quizá meterse entre la luz y la sombra para reproducir la naturaleza de las cosas, el sentido de los objetos en sus consistencias particulares. Pero, como sostiene el pintor Olivares, la explicación del arte la proporciona el espectador, el que está del otro lado del espejo. Una ola ¿qué es una ola? ¿Cómo podría explicarse una ola sin recurrir a las especifidades técnicas propias de la física de los líquidos y las energías cósmicas?

La pintura es la expresión original que permite visualizar lo inasible. El pintor captura la ola, la esencia de la ola, que en su consistencia es sólo agua en movimiento y la fija en su lugar de modo natural. Y todo ello del ojo a la mano sensible del artista, esa mano que materializa los sueños, que da forma visible a las ideas, que diseña la metafísica de un desierto florido. La pintura es genésica, anterior a todas las artes naturales. Christian Olivares concentra de modo magistral en su obra Cuadernos de viaje el universo visual que ha nutrido sus itenerarios de ida y de vuelta, todos los paisajes de la memoria.